MARINA PRIETO: LIDERAZGO Y RESISTENCIA CATATUMBERA

Marina Prieto ha vivido en el Catatumbo desde hace más de cincuenta años. Nació en la vereda Piedras de Moler, ubicada en el municipio de Teorama de la subregión del Catatumbo, en Norte de Santander. Allí creció, en medio de montañas verde azules imponentes que se cruzan entre sí para darle forma a la casa del trueno.

Como toda catatumbera, doña Marina está anclada a su territorio. Aunque el conflicto armado ha sido una realidad que la marcó desde niña, se ha parado firme para resistir a la guerra desde el Comité de Integración Social del Catatumbo (Cisca) como su trinchera. Hace quince años empezó a participar en el eje de mujeres de esa organización, nutriendo discusiones alrededor del papel de las mujeres en la sociedad rural.

Durante los últimos años, las mujeres campesinas se han reunido para compartir conocimientos sobre el papel de las plantas en la medicina tradicional y en el cuidado de sus comunidades. Actualmente tienen un proyecto fuerte de autogestión con el cual se dedican a la elaboración de jabones, cremas, ungüentos, aceites, entre otras cosas, a partir de plantas que ellas mismas siembran en sus fincas.

Doña Marina tiene una cocina en su finca que destina únicamente para la preparación de esos productos. Su casa queda casi en la punta de la montaña, a unos pocos metros de una base móvil militar que instalaron en el 2018. Desde ese momento ha tenido que desplazarse varias veces para salvaguardar su vida. 

Al igual que las demás fincas de la vereda, quedó en medio de los enfrentamientos, expuesta a las balas cruzadas y los explosivos. Además, el ejército tomó ilegalmente una parte de sus tierras en donde tiene cultivos de cacao y aguacate.

Hace un año doña Marina fue electa como presidenta de la Junta de Acción Comunal de su vereda, siendo la primera mujer en ocupar este cargo allí, sin embargo, el 6 de agosto fue la gota que rebosó el vaso. En medio de un combate, salió montaña abajo junto con el resto de familias de Piedras de Moler y de Caño Seco, la vereda vecina.

Durante casi dos meses las cien familias durmieron en hacinamiento exigiendo al gobierno la reubicación de la base móvil militar que hace cuatro años permanece en ese punto. Asistimos a la Misión de Verificación del 6 al 8 de septiembre, organizada por organizaciones sociales y comunidad, donde pudimos evidenciar múltiples violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario. 

A finales de septiembre el personero de Teorama confirmó que las tropas habían sido retiradas de la base con el objetivo de reubicarlas.

Finalmente, doña Marina pudo regresar a su casa esta semana y volver a levantar su huerta medicinal para seguir elaborando sus productos. 

Caricaturas por: Ruin

En colaboración con: Contra Sentido, para el Observatorio de Asuntos de Género de Norte de Santander

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